miércoles, 18 de abril de 2012

Tropiezo de Amor

“Tropiezo de amor”

I

Era un espacio en el que habitualmente las personas no se detienen. Mas bien funciona como pasillo para llegar de la entrada al edificio del fondo.

Identifiqué su peculiar presencia mientras me encontraba camino a desayunar. Como siempre hago, opté por mirarla y esperar su mirada de vuelta. Eran 5 pasos, pero con tanta gente alrededor, tardé un poco en que sintiera mi presencia. Mi atención creció conforme se acercaba, y para cuando ella volteó me encontraba ya genuinamente sonriendo. Sonreí porque era hermosa y porque lo supe en ese instante. Mi gesto la sorprendió, pero no tardó ni un instante en componer su expresión para lanzar una improvisada sonrisa acompañada de un mohín al pasar justo a mi lado.

La segunda vez, al revés. Yo vigilaba a mi alrededor, en busca de su sonrisa en algún grupo de hombres ansiosos por amarla como yo. Pero jamás la imaginé tan cerca. Para cuando volteé, a metro y medio de mi, era ella quien sonreía. Probablemente yo sólo hice alguna cara de idiota porque cuando quise corregir mi sonrisa, ella ya no me veía.

Me di cuenta que ahí, en ese momento, me encontraba yo ante la expresión más inocente del amor. Sabía que debía estar con ella, por alguna razón lo sabía…

II

Su tercer sonrisa, nada como su tercer sonrisa.

El día comenzó tormentoso.

Qué tormentoso,

un huracán destructor.

Yo viento y mi madre viento.

Tanto dolor que aún siento.

Pasado el dolor,

paz,

pasada la paz, risas,

luego tú.

Presión en mi pecho.

Tú.

Hoy es la tercera vez

de tu sonrisa

Nada como tu tercer sonrisa.

Nada como tu tercer sonrisa.

Completa,

Total.

Nuestras miradas

otro huracán.

De colores.

No quería ser explícito,

Pero me has dejado

perdidamente enamorado.

Dos explosiones naturales

tan fuertes, tan opuestas.

Próximamente iré contigo

a ser feliz,

te lo prometo.

No sabía su maldito nombre, y pasé todo el fin de semana maldiciendo mi idiota forma de ser. “Debí haberle hablado”.

Pero aquel día, fue probablemente el mejor en mucho tiempo. La niña por la que me encontraba esquizoide me había regalado su tercer sonrisa. Tan fuerte, que creó una esfera rosa de energía alrededor del edificio. Claramente sólo podía verla yo. Los demás como solemos decir, “en su pedo”.

Nada podía estar mal, me decía la vida. “Hay amor, se aman, aunque no se conozcan, lo harán y se amarán.” Eso decía todo el tiempo.

Sabía que no esperaría más para conocerla, sabía que era cuestión de encontrarla una vez más para tener el valor de acercarme a hablarle.

III

Estabamos Irune, yo y un amigo de ella, sentados a lado de una de las jardineras. No tardé en platicarles mi historia. Irune tampoco tardó en sacar su personalidad a flote al decirme que era un marica. “Te tienes que agarrar los huevos e ir. Nada más, así que hazlo cabrón!”

- Ahí está

- ¿Quién?

- Mi chica, es ella, la de chamarra azul

- ¡Vas!

- Voy.

Me levanté rápido, y mi pierna se atoró con la mochila de Irune, tropecé y mi cabeza golpeo la jardinera.

FIN